Los atletas valencianos desfilan por el Sena: “Ha sido una tarde mágica”

La ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos ha celebrado un inédito desfile sobre el río Sena que dieron el pistoletazo de salida a París 2024. Los atletas valencianos recorrieron el río parisino en una ceremonia marcada por la curiosa celebración sobre el agua y la lluvia que empañó el final del desfile. 

París 2024 ha comenzado. Pese a disputarse las competiciones de rugby, fútbol, tiro con arco, tiro olímpico y balonmano, los Juegos Olímpicos levantaron el telón oficialmente tras la ceremonia de apertura. Una ceremonia inédita en donde las delegaciones nacionales cruzaron el río Sena en diferentes embarcaciones alrededor de 6 kilómetros. 10.500 deportistas recorrieron las aguas francesas acompañados de casi 300.000 espectadores. 

El puente de Austerlitz dio el pistoletazo de salida con los primeros barcos que recorrieron puntos emblemáticos de la ciudad como la catedral de Notre Dame, el museo Louvre y Orsai, la plaza de La Concordia, Grand Palais hasta llegar a Trocadero donde, a los pies de la Torre Eiffel, encendieron el pebetero. 

La antorcha olímpica confirmó el inicio de una nueva edición de unos Juegos que disfrutaron de una ceremonia única, eclipsada por la lluvia que empañó el desfile. 

“Es un orgullo representar al hockey valenciana y a España en unos nuevos Juegos Olímpicos”, afirmaba Lola Riera. “Ha sido increíble. Ya estamos preparados para la competición”, reconocía el judoca Tristani Mosaklishvili.

Por su parte, la jugadora de balonmano Paula Arcos, confesaba: “Ahora comienza nuestro sueño olímpico. No tengo palabras para describir este momento. Ha sido una tarde de mucha magia”.

Después de casi una hora de desfile, justo cuando España atravesaba el río bajo la catedral de Notre Dame, comenzaba a llover. Pese a ello, la jugadora de vóley playa Paula Soria, no escondía su ilusión: “Mucha lluvia, pero feliz”. 

El cielo escampaba dando una sagrada tregua para el momento más esperado de la ceremonia. La antorcha encendió el pebetero en Trocadero ante la mirada de la torre Eiffel y de los miles de aficionados que fueron testigos de un cierre de la ceremonia inaugural inédito y pasado por agua.